Causas de nuestros fracasos IV: Falacias que son mortales para los procesos organizativos (Síntesis de lo escrito VII)
Uno de los principales causas de los fracasos de las izquierdas son nuestras falacias, es decir “argumentos falsos pero aparentemente verdaderos para inducir a error o engaño”. Durante el curso pasado he empezado a juntar una variedad de ejemplos, algunos reflexionados con cierta profundidad, otros sencillamente apuntados para investigaciones futuras. Antes de entrar a sintetizarlas hace falta algo de contexto.

Raíces históricas de nuestro pensamiento
En una entrada expliqué que incluyo en ‘las izquierdas’ a todos aquellos ambientes que tienen el movimiento obrero entre sus referentes. Esto abarca a unas realidades políticas y sociales bastante diversas que parecen tener poco en común, a menos que lo compares con otros ambientes más ‘del sistema’. Después de publicar esta definición seguí reflexionando sobre el tema y quiero añadir que aunque el movimiento obrero es el lazo común de nuestros ambientes ya no es la principal influencia ideológica en la mayoría de ellos. Nuestro pensamiento actual viene es una mezcla de ideas de diferentes movimientos y pensamientos (supuestamente) antisistema: los hippies/el 68, el feminismo, el ecologismo, el punk, el postmodernismo, el movimiento LGTBI… Todas estas corrientes han sido acogido de alguna manera debajo el paraguas de ‘izquierdas’. Su pensamiento y acción es la raíz real de lo que hoy en día en nuestros círculos se considera como ‘correcto’, ‘normal’ y ‘cotidiano’.
Y en la mayoría de los casos absorbemos estos ideas por mimesis ambiental. Si observamos de manera honesta los planteamientos que defendemos tenemos que admitir que a menudo son ideas que flotan ‘por ahí’, que los asumimos sin pararlos realmente reflexionar si son tan buenos como aparecen.
Cuando me paré a reflexionar de manera crítica sobre lo normalizado en muchos ambientes de izquierdas descubrí una variedad de ideas que son incompatibles entre ellas, y/o totalmente en linea con el pensamiento neoliberal-capitalista. Y muchos de ellos tienen su raíz en estos movimientos históricos. Por ejemplo en Del movimiento 68 al capitalismo narcisista recojo una reflexión que conecta el pensamiento hippie con el neoliberalismo evidenciando como la idea de ‘libertad personal’ que promovía sirvió en primer lugar a la modernización del sistema.
El ideario actual de izquierdas es una mezcla que nace a base coincidencia histórica y nos ha llevado a un punto de superficialidades, desorden y contradicciones internas que imposibilitan nuestro crecimiento.

Eslóganes bonitos e irreales
El tipo más obvio de falacias dañinas que he descubierto son eslóganes aparentemente bonitos que supuestamente dan pautas para nuestra manera de organizarnos, pero cuya aplicación hace más daño que bien.
Todos estamos en lo mismo
Esta frase emblemática del 15M, fue protagonista de unas de mis investigaciones más extensas.
En Todos estamos en lo mismo relato el desarrollo de una asamblea muy desmotivadora que tuvo lugar al principio del movimiento. Una asamblea que en mi juicio ya predecía su declive.
No estamos en lo miso I: Nivel teórico explica por qué: Las diferencias teóricas no explicitas que hay detrás de muchos conflictos. Estoy hablando de ideas que son tan opuestas que hacen la colaboración imposible, ya que el llevan a prácticas incompatibles. Ante estas diferencias declarar que ‘estamos todos en lo mismo’ sin más solo lleva a que estos desacuerdos se quedan sin solucionar, surgiendo como conflictos ‘espontáneos’ en todas las decisiones cotidianos, una y otra vez hasta hartarnos.
En No estamos en lo mismo II: Nivel personal, Motivaciones personales fuentes de conflicto, La columna vertebral de toda asamblea y Los que se quedan atrás investigo otro nivel: las motivaciones personales ocultas. Estas motivaciones que se suelen esconder detrás un comportamiento y argumentario totalmente ‘correcto’, meten conflictos que aparentemente no tienen sentido y además desvían el trabajo hacia lo que conviene a ciertos miembros del grupo.
La frase Todos estamos en lo mismo al final no hace más que ocultar las diferencias reales que hay en los colectivos, y al hacer esto ganan más fuerza y la única salida a largo plazo es la ruptura del grupo.

Somos abiertos/plurales/participativos
Otra frase bonita que está muy lejos de la realidad es cuando en nos alabamos como abiertos, diversos, plurales o cualquier cosa similar. Son valores muy bonitos e importantes, pero por desgracia lejos de nuestra práctica real. Lo común es que nos movamos en ‘guettos de izquierdas’ y que encima nos enorgullecemos de nuestro estatus de ‘diferente’. Di voz a esto de manera algo cínica en Ni hables con ellos. Y lo analizo de manera más racional en Más allá de la tribu.
Como explico en Nos dividimos y por esto estamos vencidos: Permitiendo estas actitudes sectarios estamos haciendo el trabajo del sistema.
Aquí cualquiera puede tomar decisiones
Paradójicamente a la vez que somos cerrados ante ciertos grupos, de otros perfiles permitimos que cualquiera haga cualquier cosa, aunque sea altamente dañino para grupo.
Un ejemplo doy en No puede ser relatando como yo misma escalé un conflicto durante la asamblea de un proyecto al que no pertenecía. Formalmente estaba en mi derecho porque este proyecto estaba orgulloso de tener una ‘asamblea abierta’, es decir cualquiera podía tomar decisiones. Pero analizándolo el incidente con distancia deja en evidencia cómo esta apertura abre la puerta a problemas que terminarán minando la voluntad del grupo núcleo.
Más ejemplos
Durante los talleres nombramos otros ejemplos de falacias similares y comunes:
- Prisa y objetivos irreales, expresados en lemas que contienen palabras como ya o todo. El problema principal es que estas frases generan unas expectativas irreales. En cuanto se evidencia lo larga y complicada es la lucha causan rebotes y abandonos en los que se habían creído que iba a ser rápido.
- Aquí todxs somos iguales/horizontales, otra frase que suenan muy bonita e inclusiva, pero cuya práctica es similar a lo analizado para ‘Todos estamos en lo mismo’.
- Nos conocemos, somos amigos: Esta idea a menudo no se verbaliza pero está implícita en nuestra forma de relacionarnos y colaborar con personas totalmente desconocidas. Luego llegan sorpresas dolorosas que podrían haber sido prevenidas sencillamente haciéndonos consciente de lo poco que sabemos una del otro.
- Nosotros somos los buenos: Otra suposición bastante común, incluso la he gritado en manifestaciones. Primero es problemática porque es igual de irreal como suponer que somos abiertos. Segundo es peligrosa porque nos mete en una visión de buenos y malos que no hace más que afianzar bandos y con esto perpetuar la situación. De esto hablamos durante el taller descrito en La resaca después de la derrota.

Confusiones de vocabulario
Hay otro nivel de falacias mucho más sutiles: Falta de claridad sobre el lenguaje, confusiones del significado de ciertas palabras o el uso de definiciones opuestas. A lo largo del curso he desarrollado dos ejemplos de esto.
El consenso
En nuestros ambientes nos gusta mucho el la idea del consenso. Pero cómo abro a debate durante el taller De imposiciones, compromisos y acuerdos normalmente no sabemos lo que realmente es un consenso. A veces se esconde detrás un acuerdo real, es decir todo un colectivo defiende esta decisión, pero lo común a la hora de ‘consensuar’ es que alguien imponga su criterio o que se llegue a un compromiso, es decir diferentes partes ceden hasta encontrar un ‘medio’ mal parchado.
Una de las diferencias fundamentales entre estos tipos de decisión colectiva es que un acuerdo real alimenta la unión del grupo y la motivación de sus integrantes mientras imposiciones y compromisos suelen tener el efecto contrario.
Aquí se ve lo dañino que puede ser la confusión de vocabulario para nuestro trabajo.

Libertad
Más sutil aún es cuando usamos una palabra con ambigüedad, es decir con diferentes definiciones que se oponen. Describí esto para el ejemplo de la palabra ‘libertad’ en las entradas Cuando por respeto a la libertad de otro faltamos a la nuestra y Libertad: Poder hacerlo todo versus hacer lo que debo. En nuestros ambientes solemos usar dos definiciones opuestos sin estar consciente de ello: Una se centra en la libertad personal de hacer en cada momento lo que te apetece, otra se basa en el respeto de la libertad de las demás. Si analizamos nuestra práctica cotidiana encontraremos ejemplos de ambos usos. La realidad es que cada definición implica un proyecto político distinto, proyectos opuestos de hecho, ya que centrarse en las apetencias personales lleva a pisar la libertad de aquellos que nos rodean. Es una libertad egocéntrica y muy en linea con el individualismo neoliberal. El otro concepto al contrario, respetar la libertad de los demás, lleva a una práctica de mucha disciplina y respeto.
No tener claridad sobre esto genera prácticas contradictorias y destructivas dentro de nuestros proyectos.
Necesidad o apetencia
Investigando sobre la libertad fui criticada por ubicar las apetencias en el lado de la libertad egocéntrica. Cómo explicité en otra entrada creo que ahí hay otra confusión de vocabulario. Mientras de que la apetencia viene de apetito, refiriéndose a algún antojo o capricho nuestro, la necesidad habla de aquellas cosas que son básicas para la sobrevivencia y el bienestar de una persona. Una es no-negociable, la otra suele ser impulsado por algún deseo bajo y llevarnos a hacer daño a los demás e incluso a nosotros mismos.
El laberinto de las palabras
Cómo estos ejemplos demuestran, la falta de claridad lingüística y de definiciones claras y comunes causan muchos enredos en nuestros ambientes. Primero están malentendidos: A menudo tenemos la impresión que hablamos de lo mismo cuando no es así o al revés, solamente por el significado con el que diferentes personas usas las palabras. Segundo está el juego de definiciones que permite vestir de bonito y liberador actos que no hacen más que servir al contrario.
A nivel de lenguaje hay todo un universo por descubrir y desenredar, otros ejemplos son la confusión común entre tolerancia y respeto o todo este enredo que pone al mismo nivel radical, fundamentalista, extremista y fanático… Hay tanto material que da para generar un blog propio, algo para lo que por desgracia no tengo tiempo.

Violencia disfrazada de liberación – las falacias más perversas
La ambigüedad de definiciones es una de las vías que nos llevan a las falacias más peligrosas, un tema que apenas me he atrevido a tocar: Ideas pervertidas, discursos que con muchas palabras bonitas y argumentos en nombre de todo lo bueno justifican prácticas violentas y opresoras. Defendiendo estos discursos suele ver dos grupos: Primero aquellos que lo usasn para justificar sus motivaciones ocultas luego muchos otros que asumen sus argumentos realmente convencidos de que son ideas liberadoras.
En El juego dañino entre egocentrismos y axiomas falsas en la lucha expongo el ejemplo más sangriento de esto del que tengo constancia: En los años 70 y 80 en muchos ambientes ‘revolucionarios’ de Centro Europa se normalizó la pedofilia en nombre de la liberación sexual infantil. Llegó a tal punto de que muchas madres estaban convencidas de que entregar a los niños a sus abusadores era velar por su liberación sexual. Uno de los residuos de esta época son miles de niños y familias traumadas y con razones para rechazar todo pensamiento de ‘izquierdas’. Visto desde hoy parece absurdo e incluso repugnante, una desviación clara de nuestros ideales. Pero en su día quien lo criticaba era atacado como retrogáda y fachón.
Este ejemplo lejano lo uso porque es muy claro y nos sirve de aviso para revisar lo que defendemos en las izquierdas actuales. Solo porque lo tenemos normalizado no necesariamente es bueno. Debemos revisar con ojo crítico nuestras ideologías. Independientemente de las promesas bellas y del lenguaje liberador con el que nos convence, ¿a qué práctica nos lleva? ¿Realmente aporta a nuestra liberación, o al contrario, solo añade otra vuelta a este enredo de violencias y opresiones?
Ya tengo identificado varios planteamientos dentro del pensamiento de izquierdas que son este tipo de falacias. Después de reyes empezaré a publicar mis desgracias en la okupa que harán evidente alguna. Temo la lluvia de ataques que me caerá por decir lo que me tengo que decir.
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