Todos estamos en lo mismo

Al principios del 15M, cuando todavía estaba en Sol, fui a una única asamblea de los indignados. Y fue una de las asambleas coñazo mas duras a las que he tenido la mala suerte de asistir. Fue el día en el que di al 15M por perdido.

En estos días las calles alrededor de Sol aparecían como la fiesta al final de una manifestación, estaban llenas de indignados caminando, discutiendo y haciendo cosas. Por todos los lados se veían reuniones y pancartas. El aire zumbaba de energía. Era una mezcla muy variopinta: Los que salían por primera vez a la calle mezclados con activistas y militantes de toda la vida: progres, anarquistas, comunistas… todos estaban mezclados.

En este ambiente de los primeros días acompañé a unas amigas a una asamblea de la comisión de inmigración. No me acuerdo bien cuantas personas estaban presentes, pueden haber sido 50 o 150, solo sé que eran muchos mas de lo que estaba acostumbrada a ver. Una compañera intentaba moderar, y por lo menos conseguía que mantuvieramos un tema.

La discusión principal era sobre un cartel. Un grupo había propuesto el lema: Policía racista. Otro grupo llevó una contrapropuesta: Policía, deja de obedecer las leyes racistas. En un rincón estaban los de la primera propuesta, en su estilo y argumentos venían de un entorno comunista. Ellos lo tenían claro: La policía es el enemigo, en el momento en que alguien decide hacerse policía se vuelve cómplice del opresor y por esto hay que atacarlo. Había que salir a matar al policía. En el otro rincón estaban los que venían con un planteamiento noviolento. Igualmente lo tenían claro: Los policías también son personas, también son oprimidos y había que acercarse a ellos con el objetivo de que se rebelen contra su rol inhumano. Había que ir a rescatar al policía. Eran dos grupos claros, con posiciones definidas e incompatibles. Ambos procedían de ámbitos organizados y tenían su argumentario bien estudiado.

Y con estos argumentos que ya traían dominaron la asamblea. Habló uno de un grupo, respondió uno del otro, contrarrestó otro del primer grupo… y así siguieron, dando vueltas y vueltas, incluso cuando se les habían agotados los argumentos y solo estaban repetiendo cosas ya dichas. Casi todas los intervenciones salieron de un grupo o de otro. Dieron vueltas hasta que los hombros se cayeron, las caras se alargaron y sonaron soplidos de frustración cada vez que alguien levantara la mano, hasta que la tensión alegre del momento histórico emocionante se había convertido en una sensación de cansancio y astio.

Por fin incluso la moderadora se cansó. Cerró el diálogo con estas palabras: “No hemos podido llegar a ningún acuerdo sobre este cartel, así que no lo haremos. Vayamos pensando en otra acción. Recordemos que este es un momento revolucionario y que estamos todos en lo mismo.”

Luego pasaron a puntos organizativos sencillos. Parecía haber pasado lo peor, pero cuando ya estábamos a punto de irnos una chica levantó la mano y propuso cambiar el nombre de comisión de inmigración a comisión de movilidad humana, porque así sonaría mucho mas bonito. Todos la mirábamos con cara de: ¿Estas loca? Algunas porque teníamos muy claro que esta propuesta era horrible, y los demás porque en este momenta era de locos abrir otro tema. Ya teníamos suficiente. Como todos queríamos irnos algunos expresaron de manera corta su desacuerdo y se desplazo para otro día.

Aquí un relato muy concreto de una asamblea coñazo, una asamblea que a mi me dio tan mala impresión que dí el movimiento por perdido. ¿Vosotras entendéis porque llegué a esta conclusión? ¿Qué fallos se cometieron este día (y otros similares) que podrían ser causa del fracaso de este movimiento?

Este texto fue escrito 7 años después del hecho. Espero que me perdonéis si mi memoria me falla en algunos detalles. Os garantizo que tanto la discusión sobre el cartel como la propuesta sobre movilidad humana realmente tuvieron lugar.

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