Desgraciadamente la sociedad mundial está en un punto, en el que no nos podemos permitir seguir perdiendo el tiempo en luchas ficticias. El antiguo lema del movimiento obrero hoy en día me parece más urgente que nunca: “Revolución o muerte.” Esto no es, y en su origen tampoco fue, una amenaza, sino una descripción de la realidad.
Revolución o muerte nuestra: El entorno de la sociedad moderna nos mata. Mata a nuestro espíritu, a nuestra humanidad. Primero está el mundo del trabajo explotado que chupa nuestras energías físicas, mentales y emocionales, que nos absorbe y nos expulsa convertidos en unas sombras de nosotras mismas. Aparte cada vez la vida está más reglada, en nombre de la seguridad y profesionalidad cada vez hay más leyes que nos limitan, que nos prohíben hacer, nos prohíben ayudar, nos prohíben ser persona. Cada vez sabemos más y sentimos menos. La vida moderna nos está matando, también me está matando a mí. Y la única manera de rescatarme a mi es poner todas mis fuerzas en parar está maquina capitalista.
Revolución o muerte de otros: Todos los días, a todas las horas, minutos, e incluso cada segundo mueren personas innecesariamente. En Siria, en México, en Irak, en China, en el Congo, en Estados Unidos… y en nuestras fronteras. Mueren en todos los lugares donde hay personas empobrecidas y recursos que robarles. La única manera que hay de parar estas muertes de verdad es parar la maquina capitalista.
Revolución o todavía más muerte mañana: La naturaleza se está muriendo, las abejas, los peces, los árboles en África y aquí mismo en los parques… están muriendo. ¡Y los necesitamos para vivir! Son nuestros gobiernos, nuestras tecnologías, nuestras empresas los que lo están destrozando. Encima les estamos apoyando con cada gesto en el trabajo, cada céntimo que gastamos en cualquier tienda. Parece que nuestra cultura está practicando un suicidio colectivo. La única manera para que nuestras hijas y nietas tengan un mundo habitable es parar está maquina capitalista en cuanto antes.
Estamos jugando con la vida, con muchas vidas, con la vida de tantas personas que se escapa a nuestra capacidad de comprensión. Y es tiempo de que nos dejemos de tonterías y de que nos pongamos a luchar en serio. Es esto o muerte.
Así que propongo hacerlo bien, propongo que nos vistamos despacio, ya que tenemos prisa y empecemos por el paso 0.000001. Que es el que toca ahora. Cojamos el cáliz y bebamos las aguas amargas de la verdad, sobre el mundo, nuestra sociedad y mi propio rol desgraciado dentro de él. Quizás después de esto podremos empezar a construir juntas un camino hacia un cambio de verdad.