No solo he sido activista/militante desde que tengo capacidad de decisión, encima nací en uno de los nidos del movimiento del 68 alemán.
Mi casa fuera de casa, mi pueblo, era Burg Waldeck. Es un sitio mágico en mitad del bosque, unas casas y cabañas comunes repartidos alrededor de un prado gigante. Un lugar lleno de viajeros, personajes y música. Fue fundado hace casi 100 años por un grupo Wandervogel, un movimiento Alemán que en forma se parece a los scouts, pero cuya base filosófica es el romanticismo. En los años 60 sus herederos organizaron los primeros festivales del país. Empezaron pequeño y terminaron siendo el “Woodstock” Alemán. Luego el movimiento siguió por otras partes, pero mis padres se quedaron ahí, en Burg Waldeck.
Crecí entre guitarras alrededor de la hoguera, cantando canciones folclóricas y de protesta de todo el mundo, desde Sudáfrica hasta Grecia, desde Sudamérica hasta la misma España. Cuando los niños normales se pasaban los fines de semana viendo la tele, yo y mis amigas nos los pasábamos corriendo en nuestra pandilla por el bosque. Cuando otros niños aprendían a estar solos, nosotras nos pasábamos las noches hablando en nuestro dormitorio común, acariciándonos las espaldas, mientras nuestros padres cantaban y bebían hasta las tantas de la madrugada. Cuando a otros niños les empujaban hacia un camino solido, nuestros padres nos empujaron hacia el arte y encontrar un camino propio. Cuando a otras niñas les daban muñecas a nosotras nos dieron martillos. Cuando otros niños iban a misa nosotras íbamos de mani. Te podría contar mil cosas más, pero creo que te haces una idea. Ha sido una infancia muy particular, y muy de izquierdas.
No quiero decir que todo haya sido bien, al revés. Este ambiente también tenía sus tonterías y sus sombras. De hecho en Waldeck entre otras cosas había bastante gente alcohólica y tal. Su lado más oscuro se hizo público por el escándalo de abuso sexual en la escuela Odenwald. (Os recomiendo mucho abrir los dos enlaces sobre ello, leer los artículos y contrastar las fechas. Es revelador.) Ellos tenían una cabaña justo al lado de la nuestra, a veces hasta la usábamos. Llegamos a dormir en la misma habitación donde pasaron los abusos. Y sé que no son el único caso de pederastia que han pasado en este ambiente.
Así que mamé las músicas, ideales, sueños e ideas del 68 alemán… y también sus mentiras, sombras y dogmas. Soy una hija de las izquierdas modernas.