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El 15M, ¿un movimiento fracasado?

Cuando el 15M estalló me pilló de sorpresa – como a muchas. Lo primero que supe de él fue por la tele. Por un lado estas imágenes me daban alegría, me emocionaba ver los lemas nuestros de toda la vida gritado por miles y miles. Pero otra parte mía desconfiaba. Primero porque una voz interna me decía: ‘Si esto sale en la tele, no puede ser peligroso para el sistema.’ Segundo, porque fue en este momento de mi vida sentía un profundo rechazo hacia todo lo que me recordaba a las dinámicas de las okupas. Era pocos meses después de mi primera herida y todavía no estaba preparada para volver. Apenas estaba empezando a levantar cabeza. Por esto mis amigas, emocionadas con el momento, me tuvieron que arrastrar a una asamblea del 15M. Me fui a una sola que me reafirmó todos mis temores. Así que salí corriendo, temiendo de que esto no iba a ningún lado.

Por esto viví el movimiento como un amiga cercana, en contacto pero sin formar parte. Apoyando y acudiendo a actividades puntualmente. Cuidadosa, desconfiada, manteniendo distancia de seguridad. Aun así, una parte de mi corazón guardó la esperanza de que me estaba equivocando y, que sí, el 15M traía un cambio real. Desgraciadamente casi 8 años después se puede afirmar que no lo hizo.

Muchos se encendieron…

En mi barrio observé esto:

El primer año, después de desalojar Sol, hacían bastante. Había asambleas semanales delante del ayuntamiento, un grupo de lectura, charlas, manifestaciones locales y nacionales, y se fundaron varios proyectos. Según mi memoria en mi barrio empezaron: dos o tres grupos de consumo, huertos urbanos, una tienda gratis, una universidad popular y una okupa.

Con el tiempo fue bajando el ritmo, las asambleas empezaron a ser bisemanales, luego mensuales, luego se convirtieron en asambleas temáticas puntuales, para al final desaparecer. Ya llevamos tiempo sin que se celebre ninguna. Lo mismo pasó con las manifestaciones. La okupa empezó con bastante movimiento, fueron desalojados, ocuparon otro edificio y también con el tiempo la actividad iba bajando. Hasta que un día dejaron de abrir. La universidad popular empezó con un planteamiento bastante amplio: un curso de economía, un grupo de lectura, un curso sobre noviolencia, castellano para inmigrantes y creo que algo más. Hoy lo único que sigue funcionando son las clases de castellano para inmigrantes que se han incorporado en una asociación de vecinos, ya que la universidad popular ha dejado de existir.

Lo que si que sigue casi al mismo nivel de movimiento son los huertos urbanos y los grupos de consumo. Aparentemente van bien. Pero si vemos que en los grupos de consumo los precios van subiendo y los sueldos de los integrantes también, tengo mis dudas si la calidad del proyecto sigue siendo la misma. Tengo la impresión de que este ámbito cada vez se va comercializando más.

… pero pocos están hechos para quemarse.

No tengo constancia de que en otros barrios la cosa haya ido mucho mejor. Al revés, tengo constancia de procesos similares y de antiguos integrantes que ahora afirman: “Lo intentamos, realmente intentamos cambiar el sistema. Y así he comprendido de que no se puede hacer nada.” Parece que mis miedos del principio se han hecho realidad.

Hoy en día el impacto más importante parecen ser los partidos nuevos, un tipo de organización en el que me cuesta muchísimo tener confianza.

Ahora, mi pregunta es: ¿Este fue el objetivo de los indignados? ¿O es más bien así que los supervivientes han asumido esta propuesta porque es la única que tenía solidez? Y para ir al fondo del problema: ¿Cuáles fueron los objetivos del 15M? ¿Y cuáles fueron los de los participantes? Y si no se cumplieron estos objetivos, ¿hay que decir que el 15M ha fracasado?

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