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En homenaje a Ursula K. Le Guin

Este año Ursula K. Le Guin celebraría su 90 cumpleaños, pero en vez de ello este 22 de Enero llevaremos un año sin ella. Cuando hablo de ella suelo recibir una de estas dos reacciones: “Una de las más grandes” ó “¿Pero quién es?” Por desgracia la segunda reacción es la de una gran mayoría, por no decir la de casi todos. Así que quiero aportar unas palabras para que se conozca más a la mujer que escribió los libros más importantes que he llegado a leer.

Para los que no sepan quién es, aquí unos datos externos: Es una de las escritoras de Ciencia Ficción y Fantasía más importantes de Estados Unidos, ha escrito más de 20 novelas (aparte de cuentos cortos, ensayos, poemas…) y recibido premios de muchos tipos, entre ellos el Hugo y el Nebula. Empezó a publicar en los años 60 y su última novela Lavinia se publicó en el 2008. Sus libros fueron vendidos millones de veces y traducidos a más de 18 idiomas.

Pero todos estos datos impresionantes no importan en este acto intimo que es leer. Lo que importa es que ninguna autora me ha impresionado tanto como ella. Tiene una combinación entre profundidad humana y positividad que la aparta de todo lo que he leído. Sus libros están llenos de sabiduría y esperanza, una esperanza que desmonta ese prejuicio que declara que la literatura profunda tiene que ser deprimente.

En este ejercicio intimo que es la lectura importa que su voz me ha atravesado como la de ninguna. He leído sus obras tantas veces que se ha incrustado en mi. Sus ideas se han convertido en paradigmas mías: La perspectiva histórica milenial de los Hainish. Que seres de un metro de altura, verdes y peludos, son humanos si actúan como tal. Ged cuando entiende que el camino del poder es un camino estrecho que reduce su libertad a elegir entre el siguiente paso correcto y caerse al abismo. Que cuando te dicen que vayas para adelante o atrás, deberías mirar para los lados a ver si hay camino… Podría daros un sinfín de perlas concretas. No sé cuánto he aprendido con los libros de Ursula.

Pero lo más importante para mí es que me enseñó a pensar lo diferente. Su mirada antropológica, que hace de cada novela, cada cuento, un mundo nuevo, una cultura nueva que entender. Ella creó universos diferentes, llenos de humanos que son como nosotros, pero que a la vez no piensan como nosotros, cuya cultura les hace percibir el mundo de una manera muy distinta. Cada libro te sumerge en una forma nueva de percibir la vida. Te enseña como pensar de una manera que antes ni te imaginas.

Y ahí es donde su voz en la intimidad como lectora me ha cambiado en lo más profundo. Haber absorbido sus libros ha cambiado mi manera de comprender a los humanos y sus culturas.

Si sois de los que nunca habéis oído a Ursula K. Le Guin, os recomiendo empezar con “La palabra para mundo es bosque” que es cortito, fácil de leer y a la vez profundamente filosófico. Si os apetece conocer sus mundos más extraños es muy potente su estudio sobre la esclavitud “Cuatro caminos hacia el perdón” y “Los desposeídos”, una utopía anarquista que tiene su belleza en ser imperfecta, y aún así mil veces mejor que los infiernos que creamos aquí en Urras.

Si sois, como yo, fans de Ursula, os invito a compartir aquí la que para vosotras fue su enseñanza más importante.

Gracias Ursula por haber vivido, haber compartido tu manera de ver la humanidad y habernos dejado esta gran obra.

La imagen es una foto tomada por Marian Wood Kolisch y puesta a disposición por Oregon State University bajo la licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0. Para este artículo el original ha sido recortado.

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