Aprender la esperanza
En la entrada Marchando describo el desaliento que me causaron años acudiendo a manifestaciones sin ver que cambiara algo. Cuando esta semana volví a compartir el texto por facebook varias personas me expresaron que se identifican con esta sensación. Ellos también describen esta mezcla entre no creer en la acción y aguantar a pesar de ello por la pura necesidad de resistir a una sociedad perversa. Reflexionando sobre los comentarios y releyendo el artículo he encontrado un punto que quiero explicar con mas profundidad:
Y ahí estoy hoy, deseando volver a creer, deseando ver a una protesta tan bien hecha que me haga creer en ella de verdad, que me devuelva las ganas de gritar con todo mi ser.
de la entrada Marchando
Con esta frase me refiero ante todo a la acción política actual en Europa. No soy capaz de creer en casi ningún grupo que se autodeclara “emancipatorio”, “revolucionario” o algo similar. No voy a manifestaciones porque no creo en como están organizadas.
Pero esta frase da la impresión de que todavía estuviera en un punto de desesperanza. Y esto no es verdad. En este aspecto el texto describe como sentía hace unos diez años. Entonces tenía asumida el “No se puede hacer nada”, tenía un profundo sentido de impotencia. Para mi la acción política estaba reducida a un acto de expresar mi desacuerdo con una sociedad que me parecía intransformable. Ya daba la guerra por perdida antes de salir a la batalla. Solo salía porque era la única manera de no darme por muerta de todo.

Hoy ya no siento así. Hoy me siento viva y luchando para que todas y todos ganemos. Hoy creo que podemos transformar la sociedad, si realmente queremos. Hasta me atrevo a decir que tengo unas primeras ideas sobre como hacerlo. Y no solo esto, hoy me mueve la convicción que luchar de verdad es urgentemente necesario si queremos vivir, yo, tu y el resto de la humanidad. Hoy si, tengo esperanza y ganas de salir.
Entre un sentir y el otro hay años. Años de encuentros con personas y proyectos excepcionales, años de formación variada, de trabajo duro, éxitos pequeños y fracasos dolorosos. Años de aprender cometiendo errores. Han sido años en los que profundicé en teoría y práctica mi comprensión de como funciona nuestra sociedad, la psicología humana y estos enredos en los que nos gusta perdernos.
Ahora, cuando miro hacia atrás y pienso en mi activismo de hace 20, 10, 5 años me parece obvio que tenían que fracasar. Porque estaban mal planteados: infantiles, superficiales y muchas veces –sin que me diera cuenta– profundamente arraigados en la cultura y el pensamiento capitalista. Estaban organizados para comerse a si mismos. Ahora, mirando hacia atrás lo veo claro. Como también veo claro que las manifestaciones actuales no sirven para transformar el sistema sino al revés: lo refuerzan. Tan mal están hechas.

Pero una cosa es verlo claro y otra cosa es saber explicarlo. Este blog es un primer intento de formular lo que veo de una manera que sea comprensible para las personas fuera de mi círculo mas cercano. Es un intento lento, torpe y todavía muy fragmentado. Es un intento de comunicar diez años de formación, vivencias y reflexión. Diez años en un camino que me llevó a cambiar mis maneras de ver y hacer. Para aprender a pensar en una lucha real y realista tuve que cambiar de paradigma. Esto no es fácil, ni vivirlo y menos comunicarlo. Siento que ahora mismo estoy traduciendo primeras palabras de un idioma desconocido, aparentemente desconectadas, aunque para mi tienen sentido. Espero que con el tiempo llegue a unirlos en un relato comprensible para vosotras, que aporte a esta corriente que sostiene la esperanza en el mundo. Espero que a algunas y algunos puedo ayudar a descubrirla como la he descubierto yo. Gracias a otras personas que la trajeron a mi vida. Gracias a ellas.
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