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Causas de nuestros fracasos II: Vicios en el proceso asamblearia (Síntesis de lo escrito IV)

La asamblea es un pilar fundamental de todo colectivo o asociación. Es el lugar donde se toman las decisiones.

Y por desgracia en la vida real tienden a ser un espacio de mil horrores, cómo me lo dijo un compañero hace tiempo: “A nadie le gustan las asambleas, pero son necesarias, hay que pasar por ellas.” Y esto en gran parte nace de que en vez de ser herramienta de liberación suelen ser espacios de opresión mutua y frustración creciente que nos van motivando y al final solo alimentan la espiral de la impotencia. Una descripción de la vivencia de esta opresión mutua encontráis en Asamblea coñazo.

Después de muchos años he llegado a la conclusión que en gran parte lo que hace las asambleas espacios tan horribles viene por nuestro método asambleario, es decir por como las percibimos y manejamos. En la actualidad hay una concepción de asamblea cuyas prácticas obstaculizan la tarea de generar decisiones y acuerdos comunes, algo que ya es difícil en si.

1. Desorden de diálogo

En Asamblea coñazo el fallo al que doy más protagonismo es el desorden de diálogo, algo que pasa en muchas asambleas: cualquiera habla de cualquier momento de cualquier tema. Esto es muy adecuado para una reunión de amigos, pero imposibilita generar decisiones y acuerdos realmente comunes.

He visto algunas asambleas que son tan caóticas que ni te enterabas cual decisión se tomaba al final.

Pero tampoco hace falta llegar a tal extremo para que sea dañino. En varios momentos he presenciado por ejemplo como el comentario de una persona distraída deshacía todo lo avanzado de aquellos que sí se estaban centrados. Son actos muy pequeños, sutiles que de manera puntual no tienen importancia, pero que se convierten en un obstáculo si pasan de manera continúa.

2. Acuerdos tomados en falso

Un punto del resumen de la semana pasada de Vicios en el proceso organizativo lo he titulado: Ejecutar decisiones que no responden al sentir individual y/o del grupo. Esto causa problemas graves en la identificación de los miembros con la acción y con el grupo, y estoy convencida de que es la verdadera razón detrás de muchos abandonos.

Ahora, estas decisiones equivocadas solos se ejecutaran porque fueron tomadas en la asamblea, o mejor dicho mal tomadas porque no representan al sentir real del grupo. No llegan a acuerdos reales.

Debajo de todo discurso democrático o de horizontalidad se esconde que en la realidad la mayoría de las decisiones son imposiciones de una parte del grupo a otra, a veces se imponen mayorías, otras veces se imponen pequeñas minorías. Estas imposiciones se generan gracias a muchos vicios que hay dentro de las asambleas que llevan a que sus integrantes asienten decisiones que no ven. Esto va de inseguridades personales que impiden que uno se expresa, pasando por climas hostiles que llevan al mismo efecto, hasta meramente cansancio y querer evitar discusiones

Sea lo que sea el proceso que lleva a las decisiones, lo normal es que no representan el sentir común del grupo y esto tiene consecuencias nefastas.

3. Conflictos soterrados

El tema de los conflictos soterrados lo he analizado en detalle en una variedad de entradas. La tema de fondo es que muchos conflictos concretos que salen durante una asamblea no son más que síntomas de otros conflictos y tensiones no se resueltos. Y hasta que se enfrenten estos conflictos de fondo surgirán de una u otra manera de manera constante y empeoran el ambiente de la asamblea.

En Todos estamos en lo mismo relato un ejemplo: En una asamblea del 15M una acción se paralizó porque había dos grupos con planteamientos teóricos incompatibles. Un grupo se basaba en una lógica violenta, el otro en la noviolencia. Esta diferencia teórica llevó a que no había acuerdo posible sobre como tratar a la policía, lo que impedió una acción concreta este día. En No estamos en lo mismo I: Nivel teórico doy algún ejemplo más.

Luego vuelvo sobre las diferencias teóricas a un nivel mucho más sutil en Desacuerdos soterrados que dañan a nuestras luchas contrastando diferentes definiciones de libertad y como por ellas a menudo parece que hablamos de lo mismo cuando vamos en direcciones opuestas.

Otro tipo de conflictos soterrados nace por cuestiones individuales. En No estamos en lo mismo II: nivel personal y en La columna vertebral de toda asamblea analizo el ejemplo de las motivaciones ocultas egoístas. Podrían ser ganas de aventura, la búsqueda se solucionar un problema personal, buscar reafirmación personal, beneficiar a una organización a la que perteneses… No todos los integrantes de una asamblea tienen porque tener estas motivaciones, o no todas la tienen al mismo nivel. El problema es que quién las tiene no las admitiría en público, y que estas personas continuamente empujan a decisiones que les convienen a ellos, no buscan lo que interesa el grupo. Lo sutil que son hemos visto en el juego de rol durante el taller No estamos en lo mismo, en el que el que uno de los personajes aparentemente más altruistas había vestido de palabras bonitas una estrategia que le convenía a él personalmente.

4. Desequilibrio de poder

Los desequilibrios de poder son un problema en las asambleas sobre él que hay bastante conciencia: alguna persona o un pequeño grupo dominan la asamblea, sea por personalidad, experiencia, lenguaje… siempre hay alguien con más poder que otros.

A pesar de tanta conciencia, he visto muy poca práctica que logra responder de manera real y eficaz a este desequilibrio. Declarar la horizontalidad en mi experiencia tiene el efecto contrario, no lleva a más equidad, sino al revés, oculta las estructuras de poder y de esta manera las refuerza.

Un relato de cómo yo misma junto con otra compañera dominamos toda una asamblea con nuestra personalidad extrovertida y nuestro lenguaje académico encontráis en: Esto no puede ser.

5. Mal manejo de los procesos emocionales

La importancia del proceso emocional es un tema del que recién me estoy haciendo consciente y que este todavía me falta por investigar.

De momento puedo afirmar que nuestro estado emocional es muy importante para todo lo que hacemos y decimos. Desde cómo nuestra emoción influye a la hora de tomar una decisión, pasando por cómo determina la actitud con la que hacemos algo, si lo bien, solo el mínimo para cumplir, hasta cómo nuestro estado emocional incluso determina nuestras palabras.

Así que, si manejamos mal nuestros procesos emocionales durante las asambleas es otro factor que hace daño al grupo.

El texto No puede ser por ejemplo tiene como trasfondo una emoción mal manejada: Espanto que un grupo pueda decidir así, lo que me llevó a reventar toda una asamblea.

En La resaca después de la derrota describo el análisis que realicé con un grupo sobre el proceso emocional del 15M y los nuevos partidos de izquierdas, y como la perdida de fuerzas a medio plazo ha llevado a retroalimentar la espiral de la impotencia.

Sé que muchas ideologías afirman que nos debemos ceñir a decisiones tomadas de manera totalmente racional. Yo afirmo lo contrario: Sin quitar importancia a lo racional, si no damos también espacio a cuidar de nuestros procesos emocionales la misma dinámica asamblearia se autodistruye.

6. No hacer autocrítica

En Perder el miedo al fracaso hablo de la importancia de aprender del fracaso, de como podemos mejorar nuestra acción si revisamos los fallos cometidos en acciones anteriores. Pero para hacer esto tenemos que dar espacio a la autocrítica en nuestras asambleas, tanto criticando las acciones colectiva como las personales. Es urgente que nos preguntamos: ¿Qué hemos hecho mal? ¿Y que hemos hecho bien?

No lo solemos hacer en nuestros asambleas, algo que tiene como consecuencia que tendemos a repetir los mismos errores. En La importancia de la autocrítica hay una colección de autocríticas realizadas durante un taller y se puede ver el potencial que tiene para mejorar la acción.

7. Exceso de algún elemento

Hace mucho tiempo oí la frase: “Toado en exceso todo alimento puede ser venenoso, incluso el más sano.”

Esto de manera similar pasa en los colectivos de lucha en diferentes formas: Exceso de acción sin reflexión, exceso de reflexión sin acción, exceso de ratio sobre la emoción o la emoción sobre el ratio… Todos estos desequilibrios llevan a grupos que no trabajan bien. Otro tema a analizar en el futuro.

8. No conocerse

Este es otro tema del que me he hecho consciente recién: Lo difícil que es comunicarse con alguien a quien no conoces (bien). Hay todo un mar de prejuicios y malentendidos que distorsionan el diálogo y generan conflictos totalmente innecesarios. Pronto os relataré unas experiencias horrendas en las que he cometido este fallo.

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