Cuando empecé a darme cuenta de las manipulaciones en algunas asambleas, la falta de experiencia que tenía en responderles, provocó en mí unos sentimientos de asco tan grandes que no supe reaccionar de una manera clara para explicar en el momento a toda la asamblea que estaba pasando. Por una parte, la emoción que me envuelve, en alguna situación un nudo en la garganta, por otra parte la falta de apoyo de compañeras que me decepcionaron, también por preferir seguir a un líder antes de querer enterarse bien de lo que pasaba. Mi error, la inexperiencia, la falta de suficiente valor para decir las cosas con calma aunque me taparán hablando. El suponer que la gente se da cuenta de lo mismo que yo, y en realidad no, todo esto hizo que cada vez la manipulación fuera más grande y abarcara a más personas hasta que fui yo la que no aguantó más y me marché. Las cosas las dije claras por escrito y en distintas asambleas y encuentros, pero no lo suficientemente a tiempo. ¿Y quién lee los escritos? Esta es otra, como la comunicación oral no hay nada. Muchas personas escalonadamente dejaron este movimiento por lo mismo. Entonces eramos una minoría, pero en las asambleas había cuatro veces más gente que ahora.

Cristina

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