Sobre el taller poético en Burgos
Este Domingo 24 de Marzo tuvimos por segunda vez taller poético en Burgos. Volvieron varios participantes del taller de Diciembre: Cristina, Pablo y Rodrigo. Además se juntaron Rufino, Margarita, Chelo, Ana y Germán.
Empezamos la jornada con una ronda de presentación extensa en la que se vio la diversidad de recorridos y personalidades presentes.
Luego pasamos a compartir diferentes experiencias de activismos fracasados. Llegamos a apuntar estos hechos como muestras de nuestros fracasos:
- personas que abandonan la asamblea,
- después de años no se incorporan personas nuevas a la lucha,
- personas con ciertos intereses delegan en nosotros (“Hazlo tú”),
- la palabra “ya” en muchos lemas y exigencias,
- convocatorias como “No a la guerra” que movilizan muchas personas pero no llegan a cumplir sus objetivos,
- estar en acciones con las que no uno no se identifica te todo,
- el uso de un lenguaje que no todas las personas comprenden,
- muchas personas afirman que “no se puede hacer nada”.
Una vez terminado con esta lista hicimos un intento de ver por qué se dan estos hechos y que consecuencias tienen. Nombramos una variedad de factores, pero nos perdimos en diálogos cruzados y no llegamos a ordenar bien estos factores.
Después de un descanso planteamos que este tipo de diálogos cruzados pasa mucho en las asambleas y que es causa de que no avanzamos en nuestros proyectos. Uno de los participantes llegó a admitir que hablaba “con respuestas prefabricadas en vez de escuchar lo que realmente estaban diciendo los otros.” Logramos abrir por un momento los oídos y entrar en un intercambio verdadero, recuperando así el diálogo sobre las causas de nuestro fracaso. La primera nombrada, la que perjudicó la primera parte del taller, fue la falta de escucha.
Aparte profundizamos sobre los intereses personales que puede ver en una asamblea y como perjudican los procesos asamblearios. Hablamos primero de las complicaciones creadas por intereses de partido (u otros puestos), ya que varios participantes habían sufrido manipulaciones por ellos. Luego entramos a los problemas que nacen a base de motivaciones personales, como podrían ser la soledad, la evasión o incluso las ganas de ligar. Vimos que esto todavía es más difícil de manejar, ya que aquí entra toda la complejidad de la psicología humana, incluso la necesidad de ocultar lo que nos mueve ante nosotros mismos. Un tema importante que destacamos en este asunto es el peso de las emociones y experiencias personales. Nuestra imagen de alguna ideología o colectivo muchas veces no depende de sus teorías, sino de nuestra experiencia personal que hemos tenido con personas que pertenecen a ella. Muchas veces es nuestra tripa que decide, no nuestra cabeza.
Como tercer problema importante nombramos las prisas, algo que nos empuja aunque sepamos que realmente hace falta un proceso profundo y largo. Un ejemplo claro son tantas demandas que hay con “ya” cuando realizar estas exigencias “ya” es imposible. Lleva a que muchas personas (ante todo aquellos que tienen poco recorrido) terminan con una experiencia de fracaso que desmotiva mucho, y cuya causa principal es haber puesto objetivos irreales. Otro ejemplo nombrado fue todo el proceso que llevó a miembros del 15M entrar al aparato parlamentario cuando el movimiento no tenía suficiente recorrido para responder a esta dinámica de una manera madura y sostenerse con ello. Llegamos a admitir que las prisas a menudo han hecho mucho daño a nuestras luchas.
Cerramos la jornada creando pequeños trabajos artísticos. Algunos se pueden ver en las fotos que acompañan a esta entrada, otros son pequeñas redacciones que iré publicando estos días.
Yo viví el encuentro como difícil pero muy educativo. Difícil porque era un grupo diverso que no se dejó moderar con facilidad, educativo justo por esto, porque experimentar estas dificultades a la hora de dialogar tiene tanto que ver con nuestros fracasos. Evidenció claramente la falta de moderación y escucha que hay y el daño que hace esto a los procesos organizativos. Si no hacemos el esfuerzo de escuchar a los que tenemos delante –no solo en sus palabras, sino en las intenciones y necesidades que hay debajo de ellas– no hay diálogo ni unión posible. Si no nos moderamos, aprendiendo a moderar nuestro propio comportamiento, boicoteamos todo intento de diálogo y organización. Es un honor haber tenido la posibilidad de enfrentarme con estas debilidades nuestras y tematizarlas como el problema que son para el proceso organizativo. Compañeras, compañeros, espero que nos veamos pronto y podamos seguir con este trabajo urgentemente necesario.
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